China da luz verde a la primera vacuna contra el coronavirus para uso comercial con una efectividad del 79,3%
Era cuestión de tiempo. La Administración Nacional de Productos Médicos de China (NMPA) acaba de aprobar su primera vacuna contra el coronavirus de uso público.
Las primeras 50 millones de dosis de la vacuna de Sinopharm, desarrollada por China National Biotec Group Co., irán destinadas a aquellos grupos de riesgo, como ancianos y personas con condiciones de salud preexistentes, y luego se lanzará para el público general.
Sin embargo, la lentitud y falta de transparencia a la hora de divulgar los datos de sus ensayos clínicos ha generado dudas en todo el mundo sobre la eficacia y seguridad de la misma.
A diferencia de semejantes ya aprobadas en el país para uso de emergencia, como Pfizer y Moderna que enviaron sus datos a la FDA o AstraZeneca que publicó sus resultados revisados por pares en la revista The Lancet, de momento CNBG no ha revelado los detalles de Sinopharm. No obstante, el presidente Wu Yonglin ha asegurado que pronto se publicarán en reconocidas revistas médicas internacionales.
Además, CNBG ha lanzado varios datos contradictorios, como que actualmente tiene una efectividad del 79,3%, un porcentaje mucho menor del que ya había informado con anterioridad.
«No podemos simplemente comparar si las vacunas chinas son mejores o las del extranjero», dijo Zheng Zhongwei, funcionario de la Comisión Nacional de Salud. «Solo mediante una evaluación exhaustiva de la seguridad, eficacia, accesibilidad y asequibilidad de cada uno podemos hacer una revisión científica».
Pero esta falta de confianza podría verse disipada por una de las mayores ventajas que tienen las vacunas chinas sobre sus competidores: su fácil almacenamiento y distribución.
Al no necesitar guardarse a bajas temperaturas, su distribución en zonas menos pobladas o países en desarrollo sería mucho más rápida y efectiva.
En cuanto a su precio, este dependerá de la escala de uso, pero el objetivo es que sea gratuita para los ciudadanos chinos.
Sin embargo, no se espera que la vacuna suponga un antes y un después en su uso nacional, ya que el país no tiene prácticamente contagios de transmisión local, por lo que su objetivo es principalmente conseguir distribuirla a nivel internacional.
Como se trata de un bien público para el mundo, el funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores Shen Bo ha explicado que no descartan donaciones para conseguir llevarla a las naciones más pobres.
Para ello, China se ha unido a Covax, un programa respaldado por la Organización Mundial de la Salud destinado a garantizar un suministro equitativo de vacunas en todo el mundo.
Por ahora, China cuenta con 14 vacunas en ensayos clínicos, 5 de ellas ya están en la última etapa de la Fase III, pero todavía habrá que esperar a la publicación de los datos oficiales para conocer más información al respecto.
Fuente: www.businessinsider.es